Roberto Cepero nos invita a sumergirnos en una travesía profundamente personal y, a la vez, universal en esta muestra. A través de sus obras que evocan figuras y patrones cubistas, Cepero nos lleva al origen de su inspiración: una crisis psicótica que cambió su perspectiva del mundo y su proceso creativo. Durante esta experiencia, dice  Roberto, empezó a percibir los tatuajes en los cuerpos como portales a otros dibujos, una especie de revelación visual que lo llevó a explorar nuevas formas de expresión artística.

Lo más notable de su trabajo es cómo ofrece al espectador un espacio de libre interpretación. Cepero ha logrado transformar su experiencia personal en una plataforma abierta, donde cada visitante puede proyectar sus propias vivencias, emociones y pensamientos en las obras. La intención de este artista es clara: que cada persona vea algo distinto y personal en sus trazos, en ese caos que, paradójicamente, resulta sumamente estructurado.

Desde temprana edad, Cepero ha estado vinculado al mundo del arte, pero reconoce que no fue hasta recientemente que encontró su verdadera voz. Después de años trabajando en un estilo que no lo representaba plenamente, ahora se dedica a “desaprender lo aprendido”, un proceso que lo ha liberado para crear desde un lugar más auténtico y visceral.

El arte, para Cepero, es más que una forma de expresión; es una herramienta de sanación y de autovaloración. En un mundo que muchas veces busca escapatorias fáciles, su obra ofrece una alternativa: el trabajo constante y la búsqueda interior a través de la creación.

La muestra de Roberto Cepero es un testimonio del poder del arte para transformar las experiencias personales en algo que resuena con lo colectivo, invitándonos a explorar nuestra propia imaginación a través de la suya.